La historia de la lectoescritura ha pasado por diversas etapas y, sin ánimos de ser simplistas, podríamos decir que hoy se encuentra enfrente a un importante déficit de procedimientos. Se ha priorizado la adquisición del conocimientos por sobre la forma de expresarlo gráficamente. Nos encontramos, por ejemplo, con alumnos difíciles de evaluar porque simplemente la legibilidad de su caligrafía es casi nula.
No es un problema menor que atañe sólo a lo meramente formal, sino que el trastorno gestual gráfico muentra fallas en el correcto desarrollo psicomotriz y en la organización del pensamiento.
Las autoras, intrépidas defensoras del correcto desarrollo y maduración de los niños, nos muestran la importancia de los componentes motores de la escritura. La adquisición de una habilidad gráfica aceptable requiere la evaluación del proceso que se lleva a cabo para lograr un aprendizaje exitoso.
Hay un modo correcto de aprender a escribir y hay estrategias específicas para el docente. Haciendo un uso exquisito del recurso lúdico, dichas estrategias son magnífica y generosamente compartidas por las autoras en este libro que es, mas que otros, una herramienta concreta para la obtención de cambios positivos en alumnos e hijos.
Formato: 15 x 22 cm - Tapa blanda