Hola, soy Caro 🙂 y quiero contarte un pedacito de la historia que dio origen a Tiendida, este proyecto que hoy reúne juego, vínculo, presencia y comunidad. Soy mamá de cinco niñas (sí, cinco… ¡la aventura es real!), psicóloga, amante de la cocina casera y de esos momentos al aire libre que te devuelven la respiración.
Hace algunos años, viví una experiencia profesional que me movió profundamente. Al mismo tiempo, estaba atravesando mis primeras vivencias como mamá: el desborde, la ternura, las preguntas, las certezas que se caen… y ese ajuste de mirada que llega cuando la maternidad te toca fibras nuevas. Ese cruce —lo que veía en mi trabajo y lo que descubría en mi propia casa— me llevó a repensar la forma en que acompañamos la infancia. Y ahí empezó todo.
Tiendida nació desde una convicción muy simple, pero poderosa: la infancia necesita presencia real, juego con propósito, estimulación respetuosa y vínculos que sostengan.
Sin exigencias.
Sin prem apuro.
Sin recetas mágicas.
Solo una mirada más humana y consciente.
De vender juguetes en casa, a crear comunidad
Empecé de a poquito, vendiendo juguetes desde mi casa. Pero algo muy lindo pasó: cada juguete abría conversación. Mamás, papás, profesionales, docentes… personas que buscaban acompañar mejor, con más respeto, más información y más calma.
De esos encuentros nació Encuentro —sí, así de literal—, uno de los pilares de Tiendida: un espacio de acompañamiento y formación pensado para quienes creen en la crianza respetuosa, inspirado en los valores de la filosofía Montessori y nutrido por la experiencia colectiva.
Hoy, Tiendida es más que una tienda: es un lugar donde el juego tiene sentido, donde la infancia es mirada con amor y donde las familias encuentran herramientas para criar con más tranquilidad, respeto y conexión. Y todo empezó con una pregunta sencilla:
